Jesús Ränzel ¿dónde está el genio?

El maestro Colmenares nos deleita con su ponencia. Expupilo del maestro Ränzel, ahora lo recuerda y nos lo acerca con maestría (porque licenciatura es muy poco).

Alguna vez el doctor Jesús Ränzel dijo, con gran elocuencia: "Buenas tardes". Hoy esas palabras perduran con asombrosa vigencia (al menos hasta que se mete el sol).
¡Oh, Inspiración, que llegas potente como el divinal Héracles Saturnio: revestida con la piel del misterio y blandiendo la maza de la verdad!
No cabe duda, y Duda se tuvo que bajar del camión. Todos recordarán el sabio dicho que reza "El hombre no sabe lo que tiene hasta que descubre que lo tiene". Por ejemplo: el gran Jesús Ränzel tuvo cáncer durante años sin saberlo. Hasta que un día le salió una bola en la frente que creyó que era un barro, pero al exprimirlo en vez de pus escurrió galletas de animalitos. Alarmado fue al médico para que lo revisara. Y en el chequeo le detectaron cáncer de colon.
Los escuelásticos empeñaron durante generaciones sus excelsas mentes intentando dilucidar el asunto. Pero al fin descubrieron, no sin gran congoja, que lo Ontológico, mientras más se lo piense, más soporífero resulta.
¡Atended éstas palabras excentas de necedad! (Cito textualmente):
"La esclavitud envida la escases esencial que ensalza el ensordecedor entusiasmo encubierto en el enfermo enemigo enano llamado Esperanza." (Fin de la cita), y hablando de citas, un día un pupilo se allegó a donde estaba el dr.Ränzel y le preguntó
-Maestro, maestro, dígame ¿cuál era la cita favorita de Jorge Luis Borges?
El maestro Ränzel, después de meditarlo, respondió
-Pues la cita favorita de Borges era, por supuesto, la cita a ciegas...
Antes de ser el genio doctorado que soy, estudié en un colegio militarizado para varones "supedotados". Ahí conocí al genial Jesús Ränzel, que fue mi maestro, hoy desaparecido. El último día de clases me dijo:
"Escucha con atención, hijo. Te lo advierto, nunca te fíes de ellas. Son asquerosas, unas mentirosas indecisas, estúpidas, inútiles, débiles, fofas y no hacen más que comer y defecar. Se la pasan de aquí para allá, contoneándose sin rumbo por las plazas, acechando las migajas que los hombres les arrojan. ¡Son como las gallinas! Sólo que peores, pues su carne no se come. Recuérdalo bien, muchachito: ¡las palomas son unas aves horribles, y no deberían existir!"
Al principio creí que su sentencia era exagerada. Después supe que el nene Ränzel acostumbraba perseguir a las palomas hasta hacerlas volar. Pero un día un grupo de ellas, confundidas por el pánico, volaron en la dirección contraria a la prevista pos Ränzel, que se sintió perseguido, al verlas sobre de él. Ese mismo día, en la tarde, fue y en plena ceremonia de graduación me dijo las palabras que arriba he transcrito, para provecho de los jóvenes.
Como dijo el gran poeta griego Aristoclotónides:
"Rictus factus eucaliptus
¡Oh, agorá!
quorum quo vadis
vini vi divichi chichi"

CUERNAVACA

Ay, ciudadcita
ciudad chiquita.
Niño peludo
que manotea
sin saber quién es ni de dónde vino
Gacha
como garnacha;
requemada
por tu eterna
primavera
primavera siempre:
en el desayuno
en la comida
en el invierno
¿cómo mierdas no te aburres?
Y así engendras
poetas que hacen listas
musiquetes que ni cantan
revistuchas a dos tintas
Nadie respira,
todos azules
nos quedamos con el hueso
en el pescuezo
tres quilos de manzana
dos litros de leche
una lata de atún
tres teleras aguadas...